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viernes, 26 de febrero de 2010

¿Surrealismo o locura?

Por consiguiente, se eliminó todo elemento lógico y racional en pro de lo irracional, o sea la auténtica locura en todas sus gradaciones. Podría decirse, y algunos críticos han abundado en esta idea, que el Surrealismo es la concreta expresión de la Nada, y si al mismo se agrega el collage, ¿dónde está el pintor? Porque en este caso, el presunto pintor se convierte solamente en un «hacedor» de cuadros.
Por esto, a los pintores surrealistas se les aconsejaba bus- car su inspiración, no en la realidad, no en lo cotidiano, sino en un modelo netamente interior, y este método llegó al extremo de que hubo pintores (o hacedores de cuadros) que descubrieron, o creyeron descubrir, la razón de ser de la pintura.
«Tales pintores -escribió Breton—,. -son Picasso, Max Ernst, Masson, Miró, Tanguy, Arp, Picabia y Man Ray. Lo que a ellos les importaba no era la calidad artística sino la intención surrealista. Justo en esta motivación yace la diferencia entre la pintura surrealista y otras formas de creación artística sujetas aún al yugo de las consideraciones estéticas.»
Si bien al automatismo continúa siendo el método más conocido para acceder al inconsciente, los practicantes del surrealismo sabían sobradamente que esa técnica tenía sus limitaciones, sus fronteras. André Bretón, al referirse a la definición del Surrealismo dada por él mismo en 1924, reconoció que se había engañado a sí mismo «al abogar por un pensamiento automático libre, no sólo del control de toda razón, sino de toda inquietud moral o estética». Al menos debería haber añadido «y de toda participación moral o estética consciente»
Dalí compartía la opinión de los surrealistas, o sea que era posible adaptar el método automático a la pintura, y asimismo se hallaba de acuerdo en que era sumamente importante fijar las imágenes fortuitas sugeridas por los sueños. Opinaba también que era necesario desarrollar las fantasías concebidas libremente por medio de un esfuerzo consciente, a fin de que pudieran desplegar todas sus potencialidades.
Lo cual no significaba en modo alguno poner cortapisas al método de la libre asociación de ideas, sino que más bien trataba de elaborar, de manera deliberada y con la máxima precisión y habilidad de que se era capaz, el contenido de sus visiones. Dalí usaba la expresión «fotografía hecha a mano» para describir su técnica, significando con ello que lo que pintaba no era posible distinguirlo de una imagen fotográfica, por lo que resultaba mucho más creíble. Hasta el tamaño de muchas de sus pinturas coincidía con el de las fotos normales y corrientes.
Cabe añadir que por más fascinante que sea el automatismo, está claro que las imágenes tienden a repetirse en él de manera indefinida. Una cierta monotonía y reiteración dominan la experiencia de lo inconsciente. En 1928, muchos pintores surrealistas se ocuparon en la elaboración de un método por medio del cual fuese posible' completar los descubrimientos casuales, dejando ;intervenir , al artista en el proceso, a fin de que pudiera llevar a buen término la idea original concebida por medio del automatismo.
La base freudiana del Surrealismo quedó claramente definida entre el primer Manifiesto de 1924 y el segundo de 1929. Desde el punto de vista técnico, es posible discernir en
«Venus de Milo con cajones», 1936. Bronce pintado, 98 x 32,5 x 34 cm.
los cuadros realizados entonces dos tipos de pintura surrealista. Uno es el tipo representado por Masson y Miró, cuyas características primordiales son el estilo espontáneo e intuitivo, y la predilección por los temas incoherentes y disparatados, lindantes, por lo tanto, con la locura pictórica.
André Breton había exigido que la imaginación se liberase absolutamente de todas las trabas, y si esto significaba una contradicción, tanto mejor. El otro tipo de pintura surrealista se caracterizaba por una técnica minuciosamente realista que permitía identificar al momento los objetos representados. Este tipo corría a cargo de Magritte, Brauner y Dalí.
Hay una diferencia, no obstante, en el uso hecho por Dalí de dicha técnica: el pintor catalán la puso al servicio del automatismo.y la pasividad. Por otra parte, su realismo ilusionista prestó nueva vida al concepto de la pintura como medio para la ilustración de historias y anécdotas. En efecto, se trató de una contribución de suma importancia que impulsó una serie de experimentos iniciados por varios surrealistas.